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Juancito Pinto, niño héroe de la Guerra del Pacífico

Juancito Pinto, niño héroe de la Guerra del Pacífico

Juan Pinto, llamado cariñosamente Juancito Pinto (La Paz, 1867 - Tacna, 26 de mayo de 1880), fue un niño boliviano que se desempeñó como tamborilero del Regimiento Colorados del Ejército de Bolivia durante la Guerra del Pacífico.

De ser un niño travieso que jugaba por las calles de La Paz, donde había nacido, Juan Pinto tuvo que madurar rápidamente cuando, a los doce años, se enroló al Ejército para marchar al frente de batalla en 1879, en calidad de “tambor” junto a los Colorados de Bolivia. Su descripción dice que era un niño de tez morena y "juguetón".

La larga caminata hacia la costa, a través de la cordillera y el desierto, fue agotadora para los hombres y debió serlo aún más para un niño.

Una vez en Tacna, participó en la más feroz batalla de la Guerra del Pacífico: el Alto de la Alianza. Por la mañana Juancito tocó el tambor orientando el despliegue de los soldados, pero en la tarde los muertos se contaban por cientos, mientras los sobrevivientes continuaban luchando sin ceder terreno.

Desesperado, Juancito arrebató un arma, buscó municiones y entró en combate con los soldados que resistían, hasta que fue alcanzado por fuego enemigo y su pequeño cuerpo quedó tendido en el campo de batalla.

En el informe a la convención de la Cruz Roja de Ginebra sobre la Campaña del Pacífico, en su edición de 1881, se mencionó al pequeño héroe boliviano.


La Batalla del Alto de la Alianza

Obra del escultor chileno don José Miguel Blanco en homenaje a los niños que participaron en la Guerra del Pacífico

El 26 de mayo, desde las 10 de la mañana, en que la artillería chilena rompió el fuego bajo el mando del General Baquedano, Juancito Pinto cumplía órdenes con toques de tambor orientando los despliegues de los soldados bolivianos.

 

Al atardecer, las bajas aliadas eran numerosas había numerosos muertos, los sobrevivientes continuaban en la pelea. No cedían el campo. Juancito Pinto le arrebató un arma puesta sobre una camilla, buscó entre los heridos un morral con municiones, y manejando con dificultad el arma se alejó corriendo en dirección al lugar donde resistían los últimos defensores bolivianos. Ingreso al combate perdiéndose en el fragor de la lucha. En medio del terrible fuego enemigo, el niño perece en la batalla, entre el montón de soldados que sucumbieron en las trincheras del Inti Orko.



 



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